¿Te gustaría ayudar a tu hijo a pensar más en positivo? pero es una tarea un poco difícil de conseguir. 
A diferenciar entre un pensamiento que lo hace sentir mal de uno que lo empodera.
Y, sobre todo, a aprender algo fundamental:
que siempre puede elegir qué pensamiento sostener.
Esta dinámica es simple, rápida y muy poderosa. La podés hacer en casa en 5 a 10 minutos, y repetirla cada vez que notes a tu hijo frustrado, ansioso o atrapado en una idea que lo limita.
Paso 1: Detectar el pensamiento
Decile a tu hijo:
“Elegí un pensamiento. Cualquiera. El primero que te venga.”
Pensamos miles de veces al día (se dice que más de 60.000), así que opciones sobran. Lo importante es empezar a darse cuenta.
Después, guialo con estas frases simples:
-
“Me doy cuenta de que estoy pensando en esto…”
-
“Y no me gusta cómo me hace sentir.”
-
“Quiero pensar en algo que se sienta mejor.”
Este paso es clave: cuando el niño aprende a OBSERVAR su pensamiento, deja de ser arrastrado por él.
Paso 2: Elegir conscientemente
En una hoja, dibujá tres columnas.
Columna izquierda
Escribo el pensamiento que se siente feo, pesado o que me apaga.
(Ejemplo: “No puedo”, “Me va a salir mal”, “Soy malo para esto”.)
Columna del medio
Escribo bien grande:
YO DECIDO
Columna derecha
Escribo el pensamiento que elijo sostener desde ahora en más.
Puede ser una meta personal, un deseo, una idea que le devuelva fuerza, calma o claridad.
(Ejemplo: “Estoy aprendiendo”, “Puedo intentarlo de nuevo”, “Voy paso a paso” «necesito practicar»)
No se lo digas tu, ayúdalo a descubrir su propio pensamiento positivo.
Reflexión rápida
Ayudalo a notar la diferencia con estas dos preguntas:
-
👉 ¿Qué pensamiento me hace sentir más fuerte, con más energía y entusiasmo?
-
👉 ¿Cuál me debilita y me apaga?
No hace falta que elija “pensamientos perfectos”. Solo tiene que aprender a elegir pensamientos que lo ayuden a sentirse mejor en ese preciso momento.
Mensaje clave para tu hijo
Tenés el poder de elegir qué pensar y cómo querés sentirte.
No siempre podés elegir lo que pasa afuera…
pero sí podés elegir qué interpretación hacer y qué pensamiento sostener frente a eso.
Enseñarle esto a un niño es regalarle una herramienta poderosísima.
Cuanto antes lo aprenda, antes va a ganar confianza, claridad y mejores resultados:
no solo en la escuela, sino en su vida diaria.
Silvia Aguirre.


