Cuando un niño deja de imaginar… algo está perdiendo

Imaginá por un momento que tu hijo no necesitara que la clase esté “interesante” para estar bien.
Que no dependa de lo que hacen sus compañeros, ni del humor del docente, para disfrutar de aprender.

Imaginá que, si la clase lo aburre, tenga la capacidad interna de transformar ese instante en un desafío personal.
En un juego.
En una búsqueda.
En una oportunidad para descubrir algo nuevo dentro de él.

Esa habilidad —imaginar, crear y transformar— antes era natural en todos los niños.
Pero hoy… muchos la están perdiendo.

Niños que ya no inventan.
Niños que ya no crean.
Niños que ya no saben convertir un momento aburrido en un campo de investigación.

Y acá aparece una pregunta que pocas madres se hacen:
Si el docente no sabe cómo motivarlo…
y vos tampoco…
¿quién está acompañando a ese niño a desarrollar su intuición, su imaginación y su poder de transformar su propio mundo?

Los niños no necesitan más estímulos.
Necesitan silencio.
Necesitan escucharse.
Necesitan volver a confiar en su mundo interno.

Porque un niño que confía en lo que siente…
puede crear un mundo externo lleno de curiosidad, disfrute
y aprendizaje por sí mismo.

Silvia Aguirre