Cómo despertar en el niño una nueva y poderosa visión.

 

Guía práctica para madres que quieren acompañar desde el amor, la confianza y la conciencia

 

  1. ¿Qué es la visión extraocular?

Jacobo Grinberg, neurofisiólogo mexicano, estudió la capacidad que tienen algunas personas —especialmente los niños— de percibir sin usar los ojos físicos. Él la llamó visión extraocular y descubrió que, cuando un niño activa esta habilidad, no solo ‘ve’ con los ojos tapados, sino que amplía su manera de percibir la realidad.

Grinberg decía que cada ser humano posee un campo de conciencia que puede conectarse con un campo más amplio, el ‘campo sintérgico’.

Cuando esa conexión es clara, la información fluye sin necesidad de los sentidos físicos. Pero lo más importante no es el fenómeno en sí, sino lo que ese entrenamiento despierta dentro del niño.

 

  1. ¿Por qué es valioso para tu hijo?

Aprender a ver con los ojos tapados no se trata de hacer magia. Se trata de que el niño desarrolle atención plena, confianza e intuición. Cuando un niño accede a esta visión, comienza a percibirse diferente: ya no se deja llevar por el miedo, ni necesita tantas validaciones externas. Empieza a sentirse capaz de resolver por sí mismo y a vivir con más calma, autonomía y seguridad.

 

  1. Lo que necesitas saber antes de empezar
  2. Tu calma es su puerta de entrada.
  3. No se trata de enseñar a ver, sino de enseñar a atravesar límites mentales.
  4. Evita la exigencia: es un juego, no un examen.
  5. Hazlo cotidiano: pequeños momentos de respiración o silencio son suficientes.

 

  1. Ejercicios simples para practicar en casa y despertar su visión.

La linterna interior: Pídele a tu hijo que cierre los ojos, respire e imagine una linterna en su frente que ilumina su mente, su corazón y su entorno. Pregúntale qué ve o siente cuando enciende su luz.

El remolino de luz Enséñale a visualizar un remolino blanco con destellos dorados que limpia lo que le molesta por dentro y lo lleva al sol para transformarlo en algo nuevo y que se sienta mejor.

Escuchar el silencio  Ambos se sientan, cierran los ojos y escuchan sin hablar durante un minuto. Luego comparten lo que percibieron.

 

  1. Lo que realmente despierta esta práctica

No son los ojos tapados los que hacen el cambio. Es la conexión interior que se activa en el proceso. Cuando el niño puede unir su intención, con lo que piensa y siente todo en una misma dirección,  la realidad se vuelve más fácil de transformar . Eso mismo pasa con los niños: al entrenar su percepción, también aprenden a ver con los ojos del corazón y consiguen metas personales sin necesidad de la aprobación de otros.

 

Tu hijo no necesita más información, necesita más conexión.

Aprender a ver más allá de los ojos físicos no es un fin, es una forma de reconectarse con su esencia. Y cuando un niño confía y hace brillar con naturalidad su propia luz interior, nada externo puede apagarla.

Escribe a [email protected] para obtener más información.

Un abrazo

Silvia.