🌙 «No quiero dormirme, ¡tengo miedo! 

Anoche, mientras cenábamos, le contaba a mi esposo algo triste:

Un conocido había fallecido mientras dormía. Se acostó… y no despertó.

Hablábamos en voz baja, sin saber que, nuestra hija, estaba cerca, escuchando.

De pronto, con los ojos abiertos como platos, se acercó corriendo y dijo:

—»¡Tengo miedo! ¿Y si me duermo y no me despierto nunca más? ¡No me quiero dormir!»

La emoción fue creciendo en segundos.

Su respiración se aceleró. Le dolía el pecho.

Le temblaba el cuerpo. Lloraba desconsoladamente.

Un ataque de ansiedad provocado por una idea que se coló sin filtro en su mente infantil.

Y entonces entendí algo clave:

Mi hija no tenía miedo a la muerte.

Tenía miedo a un pensamiento irreal.

Así que me arrodillé a su altura, la abracé fuerte y le dije:

—“Amor… esto que sentís no es real. No está pasando.

Es solo  la “vocecita del miedo” en tu mente que te está contando una historia muy fea.

Y tu no eres tu mente. Tu puedes eligir qué historia creer.

Le expliqué que la muerte forma parte de la vida, sí, pero también que el pensamiento que le causaba tanto miedo… era solo eso: 

un pensamiento que podía dejar ir. 

Y que ella tiene el poder de elegir en qué enfocarse.

Después de un rato, su cuerpo empezó a calmarse. Se secó las lágrimas. Y respiró profundo.

Esa noche no solo le enseñamos a Amanda a dormir tranquila.

Le enseñamos que cuando aparece un pensamiento oscuro… ella puede re dirigirlo conscientemente y dejarlo ir. 

Y eso, para mí, es el verdadero poder:

Saber que nuestra hija puede aprender a gobernar su mente.

A elegir paz, incluso cuando aparece un pensamiento de miedo.

¿Qué estrategia utilizas  para que  la vocecita del miedo no atrape por la noche a tu hija? 

Si necesitas ayuda escribe a [email protected]

Un abrazo

Silvia