¿Alguna vez te paso que tu hijo/a te dijera mamá vos no me escuchas?
Lamento decirte que tu hijo/a tiene razón: no lo/a estás escuchando.
Sí, ya sé que le prestás atención, que le hablás bien, que lo tratás con cariño, y aun así, él/ella responde con malas contestaciones, se enoja profundamente, da media vuelta y se encierra en su cuarto. “¡¿Para qué?! Si total, vos no me entendes…”
Cada vez veo más niños aislados, encerrados en sus cuartos, sin interés por aprender algo nuevo. Y al mismo tiempo, escucho a padres y madres quejarse porque no saben cómo ayudarlos. A pesar de poner todo su esfuerzo, su energía y sus ganas, no logran un ida y vuelta: una comunicación fluida, amena y sólida. Esa relación en la que te sentís un adulto referente, un lugar seguro y de descanso para tus hijos, parece estar faltando.
El problema está en que no estás viendo lo esencial. Como bien dice El Principito: «Lo esencial es invisible a los ojos».
En una situación de conflicto, no hay culpables, pero sí hay responsables de que las cosas mejoren. Y escuchame bien lo que voy a decirte: de que la situación mejore. Una familia se construye entre todos sus miembros, pero… ¿y si los demás no colaboran? Entonces hay algo que necesitás ver y no estás viendo.
Quiero invitarte a formar parte de mis talleres para aprender a “ver con los ojos vendados” en su versión adulta. Te propongo conectar con tu esencia y con la de tus hijos, para fortalecer tu mejor versión y, al hacerlo, mostrarles directamente cómo ellos pueden fortalecer la suya propia y formar una familia exitosa y feliz.
Escribe a [email protected]



