Cuando tu hijo llega a casa y te cuenta lo que Pedro y Luis le hicieron en la escuela esta mañana, como madre, toca las fibras más íntimas de tu ser. Es natural que reacciones contra el compañero que lo molesta, la maestra que parece no hacer nada y, en última instancia, contra la escuela misma. Experimentas enojo, bronca, impotencia e incluso miedo por lo que pueda sucederle a tu hijo si el mal comportamiento del compañero no mejora.
El problema con este enfoque es que tanto tú como tu hijo quedan pendientes de la situación. Al decir «pendiente», me refiero a esa carga emocional que queda colgando de ti, o de tu hijo, esperando que alguien más la descargue por ti y por él. Mientras esperes la descarga, la tensión y el sobrepeso aumenta, y es probable que nada cambie e incluso la situación empeore.
Lo único que sucede en este proceso es que tu hijo se convierte lentamente en una víctima de la situación, sin herramientas ni recursos para superarla. Esta falta de capacidad para enfrentar desafíos puede repetirse en diversas ocasiones en su futuro. Cuanto antes encuentre formas de superar estas situaciones, más éxito tendrá en su vida. ¿Cómo puedes transformar un terreno árido en un jardín de flores si no tienes las herramientas adecuadas ni semillas nuevas?
Entonces, ¿dónde encuentras estas herramientas y recursos para convertir a tu hijo en alguien capaz de desafiar y superar cualquier situación que se le presente en su vida cotidiana? La respuesta radica en acceder a su Mundo Invisible (M.I responsabilidad) Como dijo Einstein, no puedes resolver un problema desde el mismo nivel de conciencia que lo creó. Necesitas elevar tu conciencia a un plano que no es visible a simple vista, donde reside la causa de aquello a lo que tu llamas problemas y sin embargo es el maravilloso desafío que te ayudará a crecer y desarrollarte como un adulto feliz y exitoso.
Silvia Aguirre



