Existe un mundo que cada niño debería conocer con urgencia: el mundo invisible. ¿Por qué? Porque está operando en su contra, pero puede perfectamente funcionar a su favor. En este mundo, se mueven los pensamientos, las emociones y las intenciones, de manera similar a cómo funciona Internet. Aunque no es visible, al buscar, encontrarás la información que desees. Este mundo invisible está lleno de toda la información que tu hijo necesita para lograr mejores resultados en cualquier aspecto de su vida, mejorar la conducta, el rendimiento escolar, la relación con amigos, elevar la autoestima, su voluntad, sus ganas por aprender algo nuevo.
Este mundo invisible da forma al mundo visible que perciben sus ojos: los compañeros que lo molestan, los síntomas físicos como el dolor de estómago o de garganta. Sus ojos captan algo afuera, un punto o una figura, y junto con el olfato y el oído, envían datos al cerebro. Según la información almacenada en su «disco duro mental», el niño determina si lo que ve es amigable o peligroso. Lo preocupante es que esta información condiciona de alguna manera su experiencia de vida y si esto no es tenido en cuenta, el niño termina medicado, agravando la situación.
Hace muchos años, a las mujeres que podían ver este mundo invisible se las llamaba hechiceras y eran perseguidas. Ahora sabemos que estas mujeres eran sabias, capaces de acceder a esa información invisible.
Imagina que vives en una comunidad aislada de la civilización, donde solo una persona tiene acceso a Internet y accede a una gran cantidad de información. Esto le permite tomar decisiones asertivas, sentirse segura y confiada, con datos y elementos que así se lo permiten. Aquellos que desconocen este acceso desconfían, ya que es natural dudar y temer a lo desconocido, pero se mantienen estancados.
Frente a lo desconocido, siempre hay incertidumbre y miedo. La diferencia radica en que aquel que se atreve a dar el paso y cruzar este portal abre un camino de magia y asombro. Como dice la frase:
«Hazlo con miedo, pero hazlo».
Ayuda a tus hijos a conectarse con este mundo invisible para tomar decisiones más asertivas, sintiéndose seguros y confiados en sí mismos.
Silvia Aguirre
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